Jorge Amigo Castañeda, Director General del Instituto Mexicano de Propiedad Intelectual; Editores del periódico "El Universal"; Sociedad mexicana, presente. El pasado día 19 de septiembre leí, con sorpresa y con indignación, el anuncio en el periódico El Universal acerca de un concurso infantil denominado -amañadamente- "contra la piratería". Pueden encontrar esta convocatoria en los archivos electrónicos de El Universal en la siguiente dirección: http://www.eluniversal.com.mx/notas/vi_539801.html Esta convocatoia cae en un sinnúmero de barbaridades, y solicito a los editores de este prestigioso diario el derecho de réplica. Antes que otra cosa, si bien es cierto que la cifra de copias no autorizadas de medios digitales (entiéndase principalmente, si bien no limitado a estos conceptos, como música, películas y programas de computadora) son muy altos en nuestro país, bajo ningún concepto podemos equiparar esto con la piratería. Invito a ustedes a buscar la definición de la palabra "pirata" en su diccionario de confianza - Según la 22ª edición del Diccionario de la Real Academia Española, pirata es: 1. adj. pirático. 2. adj. clandestino. 3. com. Persona que, junto con otras de igual condición, se dedica al abordaje de barcos en el mar para robar. 4. com. Persona cruel y despiadada. Lleno de curiosidad, busqué las definiciones relativas a los significados 1 (Perteneciente o relativo al pirata o a la piratería) y 2 (Secreto, oculto, y especialmente hecho o dicho secretamente por temor a la ley o para eludirla). Estas definiciones no me ayudaron en lo más mínimo a salir de mi indignación - ¿Resulta entonces que el IMPI nos está acusanado de ser una sociedad cruel y despiadada? La piratería en altamar es una plaga, sí, cerca de las costas de Somalia, Indonesia y Malasia, y merece reproche y condena unánimes - Especialmente por el riesgo de vida en el que ponen a la tripulación y a los pasajeros de las embarcaciones víctimas. Y puede parecer que esto es una queja en tono de broma - Nada más lejos de la verdad. Al equiparar la copia no autorizada (un delito, sí, pero no un delito que ocasiona pérdidas materiales directas a nadie) con la piratería, la industria discográfica (la principal impulsora de este término) está llevándonos a ese futuro predicho magistralmente por George Orwell, en 1984, en que el lenguaje mismo iba siendo tergiversado, torcido, para manipular a la población. Y sencillamente, no hay paralelo válido entre la copia no autorizada y la actividad que lleva a cabo un pirata. Pero dejemos un poco de lado este primer punto, que si bien es suficiente para causar enojo, palidece frente a la tiránica postura defendida por el IMPI. Si el IMPI se enorgullece por premiar a los niños por denunciar a sus padres y maestros, es imposible no hacer un paralelo con regímenes más represivos y más lacerantes de la dignidad individual de la historia de la humanidad: Nos lleva al triste ejemplo del niño héroe paradigmático de la Rusia soviética, Pavel Trofimovich Morozov. Pavel (o "Pavlik") denunció a su padre ante las autoridades soviéticas por un delito fácilmente equiparable a la copia no autorizada: Por la falsificación de documentos de identidad. Esta denuncia llevó al arresto y fusilamiento del padre por parte de la autoridad. Dos años más tarde, su abuelo no aguantó más la rabia, y lo asesinó. Durante los 60 años siguientes, Pavlik fue recordado como "El Niño Héroe" en la Unión Soviética. ¿Queremos realmente transitar hacia una nueva edición de un estado represor? ¿No sería más adecuado meditar acerca de a quién impactan las supuestas pérdidas que reporta IMPI -claro está, sin cifras que las respalden- y cómo debe modificarse el régimen de propiedad para hacer frente a la nueva realidad de la humanidad? La reproducción de la información ya no puede ser monopolio, y no debe ser criminalizada. Claro está, los creadores y los productores deben ser compensados por su trabajo, por su esfuerzo. Sin embargo, en esta época de medios digitales, en esta época donde contamos con Internet, que nos permite intercambiar toda esta información de manera completamente fidedigna y sin degradación, el modelo de negocios de los intermediarios es el que, por naturaleza, tenderá a desaparecer. IMPI no representa a los creadores. No me representa a mí, que soy desarrollador de software (y, sí, de Software Libre). No representa a la gran mayoría de los artistas, no representa a los científicos. Representa únicamente a una industria que está en vías de extinción, y a los muy pocos artistas bendecidos por el rating de las grandes empresas de medios. No podemos tolerar una criminalización tan tajante de la sociedad. Ni podemos permitir que estos atropellos nos lleven a una sociedad basada en el miedo y en la denuncia. Gunnar Eyal Wolf Iszaevich Académico del Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM Desarrollador de Debian GNU/Linux